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En un mundo cada vez más heterogéneo y heteroglósico en el que se ha impuesto el fenómeno de la globalización, la traducción ocupa un lugar vital en el día a día de los migrantes. En este sentido, la obra que reseñamos aquí de África Vidal Claramonte, Traducción y literatura translingüe. Voces latinas en Estados Unidos (2021) reivindica la literatura translingüe con el objetivo de desestabilizar y deconstruir el pensamiento monolingüe y monocultural. Para la investigación que plantea este libro, la autora retoma diversos conceptos que algunos autores proponen a la hora de explicar esta sociedad fragmentada, como el in-between de Bhabha, la idea de la heterotopía que plantea Michel Foucault o las cuestiones de la créolisation y la mondialité de la mano de Édouard Glissant. La autora, una de las voces más destacadas de los Estudios de Traducción de los últimos años, aborda en esta monografía aspectos que redefinen el papel de la traducción y del traductor en la sociedad actual, prestando especial atención a los movimientos y avances más recientes en literatura latinoamericana translingüe.

El libro comienza con un prefacio de Georges L. Bastin, que contextualiza la trayectoria investigadora de África Vidal y sintetiza el contenido del escrito. A continuación, la introducción esboza una visión general de la obra y un adelanto de las pesquisas y los frutos de la investigación comprendidos en cada capítulo. Ya en las primeras páginas se adelanta el carácter innovador de las propuestas de este estudio, al replantear desde el terreno de la traducción los conceptos de identidad y pertenencia asociados a «pequeños y miopes universos vallados» (p. 15) a través de la literatura latinoamericana.

Como apertura para su investigación, el primer capítulo aborda las consecuencias no solo culturales, económicas y políticas, sino también lingüísticas y literarias de los flujos migratorios internacionales, lo que da lugar a nuevas condiciones humanas que se configuran en los espacios fronterizos. En estas zonas de (des)encuentro surge un nuevo tipo de literatura híbrida que gira en torno al concepto contemporáneo de identidad fragmentada, usando el lenguaje como tránsito entre culturas. En este sentido, destaca el papel imprescindible del traductor en espacios de constante traducción, en que el lenguaje y la semiótica están insertos en las técnicas de mediación de los procesos migratorios. Tal y como Vidal expone, la literatura nacida en estos lugares duales y liminales aborda las nociones de pertenencia y desarraigo, y replica con ello la sensación de dislocación, exclusión y, particularmente, las situaciones de violencia que sufren migrantes de amplias diversidades etnolingüísticas. En este sentido, la obra que reseñamos profundiza en especial en aquellos que al desplazarse se han visto despojados de todo, incluso de su lengua, dando lugar a la creación de lenguajes criollos y la reescritura de culturas frente a «los poderes universales que pretenden imponer unos valores o un estilo de vida» (p. 48).

Estas identidades fragmentadas y el deseo de superar el monolingüismo conectan con una biblioteca de autores post-monolingües que navegan entre culturas, espacios y lenguas, tema central del segundo capítulo. Mediante la exploración de nuevas identidades a través del lenguaje, la literatura translingüe pretende enfrentarse a las exigencias totalizadoras y deconstruir la idea de comunidad, sacando a la luz los choques entre culturas que desencadena la globalización. Para ello, los autores mencionados en esta monografía se oponen a la normatividad del lenguaje y deconstruyen las lenguas coloniales (o lenguas «fuertes»), transformándolas al experimentar con la ortografía, la sintaxis, la gramática y la ortotipografía, tal y como detalla la autora. De este modo, a través de la investigación acometida, entendemos que las circunstancias de constante movilidad que afrontan sus protagonistas muestran la continua necesidad de traducción, no solo interlingüística, sino intercultural, lo que los lleva a usar lenguajes híbridos para reflejar su situación social, cultural, política e identitaria. Así, encontramos varios ejemplos de escritores translingües como Saro Wiwa, importante voz de la literatura africana que hace uso del rotten English (una mezcla de pidgin, inglés normativo, inglés no reglamentario e inglés traducido, con palabras en yoruba, khana, igbo, hausa y experimentación fonética) para reflejar distintas voces de un solo espacio heterogéneo.

El tercer capítulo aborda el uso del translingüismo como respuesta a cuestiones sociales y políticas, reivindicando la hibridación identitaria. Para ello, toma como ejemplo el caso de numerosos escritores latinos y expone los diferentes recursos que utilizan en sus obras. Por un lado, encontramos autores como José Antonio Villareal, que incorpora palabras en español con un significado fácil de deducir por el contexto, traducciones, calcos y palabras en inglés acomodadas al sistema fonético hispano; o Ana Lydia Vega, que refleja el espacio fronterizo y nómada de Encancaranublado y otros cuentos de naufragio (1982)[1], mediante construcciones discursivas formadas por un lenguaje híbrido, impuro y heteroglósico. Por otro lado, Vidal ofrece una interesante perspectiva sobre aquellos autores radicales que tornan sus obras inaccesibles para los lectores no bilingües como acto político. Entre ellos se encuentran Junot Díaz, que recurre a la violencia lingüística, deja en español conceptos culturales o slang del español caribeño e incluye términos híbridos del español y el inglés; y Margarita Cota Cárdenas, que lucha contra el monolingüismo en su obra Puppet. A Chicano Novella (1985)[2] mezclando inglés, español, slang chicano y broken English. Asimismo, hace un recorrido por casos paradigmáticos de autoras como Esmeralda Santiago y Sandra Cisneros, en cuyas obras se demuestra una radicalización progresiva marcada por la presencia o ausencia de autotraducciones.

El cuarto y último capítulo se centra precisamente en el papel de la traducción en la literatura translingüe, pues la migración y la globalización han favorecido una mayor interacción entre lenguas y grupos sociales, tal y como se desprende de la investigación que Vidal desarrolla. Por ello, la autora propone una reinterpretación de la traducción como un acto inherente en la vida de los autores translingües y cuyo propósito se centra en incorporar las diferencias, al tomar en consideración la asimetría, las desigualdades o la influencia del poder, más que en encontrar equivalencias, alejándose así de su clásica concepción binaria. El capítulo expone ejemplos de autores que se convierten en traductores, así como de traductores que se tornan reescritores. Esta es la situación de Rolando Hinojosa-Smith y, especialmente, de Valeria Luiselli, que al realizar una traducción propia de su obra Los niños perdidos: un ensayo en cuarenta preguntas (2016)[3] acaba transformándola en un texto parcialmente distinto o, en el caso de Los ingrávidos (2011)[4], acaba incorporando en el original una sección reescrita por su traductora.

Cabe destacar, además, la última sección de este capítulo, dedicada exclusivamente a retratar uno de los mayores ejemplos de vidas traducidas, Ilan Stavans. Como escritor, ensayista y traductor judío latinoamericano que se mueve entre el hebreo, el yidis, el español y el inglés, refleja claramente su identidad híbrida y fragmentada en cada una de sus obras. Despunta su potente reivindicación del espanglish como «estrategia creativa para oponerse al status quo» (p. 159), esto es, un modo de transmitir sentimientos complejos nacidos de dos culturas y un reto para los traductores, que deben transformar sin imponer un punto de vista para alcanzar la heteroglosia intercultural.

En definitiva, nos encontramos ante un estudio de gran valor académico por el interés del objeto de estudio y la rigurosidad de la investigación. Esta obra se sitúa en la línea de la traducción contemporánea y redefine el concepto de traducción en función de las necesidades sociales y culturales que se imponen en la actualidad. Se trata de una investigación que plantea un debate ético de gran relevancia y que abre la veda de un área poco explorada en los Estudios de Traducción que, sin duda, dará lugar a nuevos y necesarios trabajos en esta misma línea.